26 de mayo de 2010

Un liderazgo mediocre


"Tenemos de todo,
nos va requetebién
Nos gusta un montón
ser de Villaquién"


Con estas frases recitadas a coro por todos los asistentes, los Quién, comienzan las asambleas en Villaquién. Villaquién es una ciudad donde sólo se reciben buenes noticias y todo cambia cuando su mundo, una mota de polvo, se desprende de los pétalos de la flor donde descansaba y se ve abocada a la destrucción. La aventura comienza cuando el alcalde comienza a ser consciente del peligro que les acecha al entablar conversación con un elefante. (Horton, 2008).

Es cierto que el entorno económico que actualmente vivimos favorece que los mensajes que comunican los líderes de las compañías donde trabajamos sean barrocamente adornados por un positivismo irracional y contradictorio don el dictado de la lógica.


Quizás este no sea el verdadero problema de fondo si estos mensajes se transmitieran de forma puntual. El verdadero enemigo ante el cual nos enfrentamos es la prolongación de este sentimiento complaciente con una realida aumentada poco real ¡Qué paradoja! Para que me entendáis, que de tanto repetir lo bien que nos va y lo bien que hacemos las cosas al final nos lo acabamos creyendo y consideramos que ya no es necesario tener activado el proceso de mejora continua y de reinvención de la forma en la que hacemos las cosas.

Son ya repetidas, por no decir constantes, las ocasionbes en las que hemos podido oir que somos los mejores y que las cosas que hacemos son difícilmente mejorables, por no decir imposible. No quiero quitar la razón a aquellos que piensan que con el pecho hinchado se afronta mejor los retos de futuro, pero si finalmente no soltamos todo el aire que tenemos y volvemos a inspirar moriremos al no regenerarse el oxígeno que alberga nuestros pulmones.

Desde este humilde blog con aires de grandeza (5 grandes seguidores) quiero hacer un llamamiento para activar lo que el economista austriaco Joseph Schumpeter llamó acertadamente la destrucción creativa, proceso donde las ideas innovado resrepresentan el crecimiento económico sostenido a largo plazo, pese a que puedan destruir en el camino el valor de compañías bien establecidas.